viernes, junio 24, 2011

ARRIBA, ABAJO, DE LADO....



DONDE TODO EMPIEZA
Me parece escuchar un sonido raro procedente de las ruedas. Bajo el volumen de la música. Luis sigue tarareando la canción. Le pido silencio. Escucho con atención. Ningún ruido extraño, sigo conduciendo y subo el volumen.
Puede que no valga la pena escribir
Tan lejos de la poesía
De pronto un tirón. Las ruedas parecen haber perdido la adherencia al asfalto. El volante no responde. Un sonido a metal torturado, un chirrido. Volamos.
Todas las palabras que te quiero decir
Se me rompen enseguida
El coche ha abandonado la carretera. Le grito a Luis que se sujete bien. Aprieto el volante con fuerza, siento la tentación de cerrar los ojos y abandonarme.
No me quedan flores
Me arrancaron la raiz
Estoy boca abajo. El cinturón me sujeta al asiento. Se me caen las gafas. Un sonido de metal abriéndose se confunde con la armónica. Ahora nos deslizamos sobre el techo del coche, metal abriéndose paso al filo de la mediana. Suena como un cuchillo abriendo una lata de sardinas. Si el techo resiste estaremos a salvo, el enorme cuchillo no nos tocará.
Se pisaron las semillas
Me di cuenta tarde que te perdí
Por pensar que te tenía
Un aullido de miedo nace desde mi garganta. Ya no rapeamos sobre la mediana. Volamos de nuevo. Mis gafas de sol pasan a cámara lenta delante de mis ojos, como en aquella película de Kubrik. Cristales rotos, un paquete de kleenex, un mechero, imitan el vuelo de mis gafas. El móvil se estrella contra el techo y sus pedazos se dispersan por el habitáculo.
creo que los bares se deben abrir
Para cerrar las heridas
De lado, metal arañándose sobre el asfalto. Un espejo retrovisor, arrancado por el impacto se estrella sobre el capó, lanzando destellos. Un bamboleo, una sacudida y seguimos girando sin sentido. No hay arriba ni abajo.
Y todas las noches
Me acuerdo de ti
Y te olvido cada día
La música sigue sonando. El coche deja de moverse y se para. Panza arriba, las ruedas al aire. Cuelgo del techo, sujeta al asiento por el cinturón. Luis en el suelo, sobre el techo destrozado.
Y vuelvo a ser un loco
Para sobrevivir a la locura de la vida
La pieza que llevo a la exposición, cobre macizo, se ha desprendido de su embalaje y yace en el suelo, junto a la cabeza de mi amante.
Muchas veces la cabeza y a menudo la nariz
Y una voz que me decía
Me quito el cinturón e intento asegurarme para no caer. Estoy sangrando. Un reguero de sangre empapa mi vestido blanco. Finalmente puedo apoyarme en el techo con los pies. He perdido un zapato. En este momento recobro la sensación espacial y es el coche el que está al revés.
Déjate llevar
Si el alma te lleva
Me acerco a Luis. No se mueve. Un charco de sangre tiñe el techo del coche de un rojo intenso. Los cristales del parabrisas dispersan el rojo por todo el habitáculo, como un granizado de sandía que se expande por la moqueta.
Duele el corazón
Cuando te lo dejas
Intento moverle. Busco su pulso. Nada.
Fito sigue cantando en medio de la desolación.
Cerca del final
Donde todo empieza

3 comentarios:

  1. Joder, joder, joder, joder... ¡qué cuerpo me has dejado, hija mía! Nunca leí una mejor descripción de un accidente, díme que ésto era un ejercicio por favor.

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  2. Cojonudo. Y yo que leo tan poco...

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